Mi querido don Óscar, tal vez no me recuerde, llegué a la tienda de Ka-Boom del callejón del sapo cancionero un mayo de 1995 lleno de admiración creyendo que sabía dibujar y todavía con cabello (hoy en franca retirada). Aprendí lo poco que sé de dibujo gracias a usted, entre otras miles de cosas que me han sido útiles en mi vida. Tiene mi eterna gratitud y cariño, sé que usted es muy modesto y creerá que llamarle Maestro es mucho. Pero es usted -para mí, aún sabiendo que también para otros- uno de mis más grandes Maestros. Gracias, y atentos saludos para doña Hilda. Con cariño y mucho respeto. Diego Mendoza A. ("Diego de Puebla")
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Mi querido don Óscar, tal vez no me recuerde, llegué a la tienda de Ka-Boom del callejón del sapo cancionero un mayo de 1995 lleno de admiración creyendo que sabía dibujar y todavía con cabello (hoy en franca retirada). Aprendí lo poco que sé de dibujo gracias a usted, entre otras miles de cosas que me han sido útiles en mi vida. Tiene mi eterna gratitud y cariño, sé que usted es muy modesto y creerá que llamarle Maestro es mucho. Pero es usted -para mí, aún sabiendo que también para otros- uno de mis más grandes Maestros. Gracias, y atentos saludos para doña Hilda.
Con cariño y mucho respeto. Diego Mendoza A. ("Diego de Puebla")
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